miércoles, 30 de diciembre de 2015

Caminar


Yo quiero caminar.
No arreglarme, no planearlo, solo caminar;
cosa que se acabe la suela de cada zapato
y las nubes decidan posarse en mis pies, quiero comodidad.

Observar las distintas líneas que dibujan tus labios, sonreír al caminar.
Quiero recorrer los pasillos de la ciudad, descubrir qué hay detrás 
de cada puerta y enseñarte cada moraleja de todas las historias que coleccione. 
Quiero respirar tus palabras y expeler el humo blanco por mi boca,
tocar las cuerdas de luz que forma mi vista tranquila para así formarte una canción y puedas bailar por todos los andenes.
Quiero tomarme un trago, fumarme un cigarrillo, caminar sobre jardines 
donde abunden los zarcillos, la apoteósica caída de estrellas sobre mis huellas, 
mis sueños.

Un camino sin historial, donde mirar atrás recapitula y tropieza;  un sentimiento sin sentir, cuando cambia el término por momento, quiero irme sobre sobre las órbitas de júpiter y descubrir mi vida paralela.

Yo camino al ritmo de mi pestañeo, fotografiando cada escena que amena mi alma, cada mirada que el cielo me hace cuando heladamente agarra mis anhelos, cada cachetada de los sonidos retumbantes, cada caricia de tus piernas al cruzar los pasos...

Errante ante el destino, ambulante sobre el frío bulevar nocturno, advertido por tu aroma a piel suave y el punto céntrico que se forma en la curvatura de tu cadera la luna solo me hace una pregunta:



¿Crees que ella quiera caminar?

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Joma




Joma se sentía en lo más ondo del vaso de su agua,
intranquila pensaba en si ahogarse
o botar aquel recipiente de vidrio espeso
para extender sus alas y seguir viviendo.

Miraba arriba y el cielo se le hacía cada vez más cerca,
haber ingerido con ginebra los calmantes de su madre
la llenaba de miedo y satisfacción, Joma había perdido
sus esperanzas a pesar de su corta edad.


En los 17 años que vivió Joma no tenía máscaras
pero pintaba en sus manos sonrisas para
tapar realidades tristes que entorpecían su día a día.
Joma, al igual que tú y yo, tenía mamá, papá
y una hermana mayor; hermana que prefirió estar
en el descanso eterno que con ella, pensaba.


Quizá la falta de compañía de su hermana
era uno de los componentes de las pastillas que ingirió,
no lo sabía; lo que si sentía era el sabor del ginebra,
ese sabor a bullying, a maltrato familiar,
a desamores prematuros, a lágrimas saladas como el mar
y a infancia no vivida.


Joma era una adolescente con gritos en sus problemas
y no era escuchada por nadie a excepción de su primer vaso de alcohol.

jueves, 27 de agosto de 2015

Cuento para lobos antes de que cierren los ojos


No tenía un traje de gala aunque
para la noche cualquier ropa es la adecuada.
Estaba nervioso y taciturno, pues hace tiempo
no te miraba con ese amor vacío que solo tú y yo comprendemos.

Las cortinas que tocabas emanaba fríamente su recuerdo
dejando a merced paradojas y laberintos.
El calor de un incesante sentimiento que no paraba de latir
combatía con explosiones nostálgicas de independencia emocional;
la desesperación me definía y desafinaba. Te veía llegar.
Sonreí y torpemente solté el cáncer que agarraba mis dedos,
vanamente te di la mano y cediste como si fueras de la realeza.
Llegas de blanco, otras veces de amarillo, una vez te vi roja
pero hoy estabas de un zafiro álgido,
como cuando los lobos tristes y solitarios no te encuentran
y no tienes quién te aúlle, así estabas.

Locamente coqueta me sonreíste
con una consternada luz que alumbraba mis sueños perdidos
y sola empezaste a danzar entre las sombras y luces
que decoran aquella discoteca universal.
Lúcidamente reía y saltaba como un niño
sobre un colchón de plumas queriendo despegar,
estaba azul y feliz porque te veía danzar,  estaba azul y feliz
porque flotaba sobre lo sideral masticando cada planetoide que se me asomaba;
de un momento a otro deslicé mi mejilla sobre su figura
sin fijarme que ya no bailaba ni flotaba contigo, paradojas y laberintos.

La vi de nuevo y volví a sentir ese confort,
ese fresquito que te liviana el cuerpo
pero que se contrarresta con la presión pulmonar de
querer apretar los labios con los suyos. Azul y feliz.

El pasto helaba mi lomo
mientras que mis crujientes dedos abanicaban la despedida.
Luna, si vuelves de azul en un futuro
al menos llega danzando y despídete tímidamente,
cosa de que al próximo hombre que te espere
se vaya con el show completo y no le pase lo mismo que a mi,
que no logré ni un beso tuyo ni el último de ella.
Fría y pacíficamente cerré los ojos para un siempre efímero.

miércoles, 10 de junio de 2015

La vida


A mi recipiente le faltaba algo,
estaba deshabitado,
como una copa si su vino,
vacía al interior;
si se llenaba no era de su trago,
si no de letras o de tu mirada profunda.
Es ahí cuando mi cuerpo se llena.

Aturdido en palabras sordas
pido ciegamente que des señas,
por que no hay luz sin oscuridad,
no hay parpadeo sin sueños,
yo contigo necesito aires nuevos,
y que mejor que la atmósfera que das.
No digo que dependo de tu esencia
más que depender es efímera necesidad.

Delicioso,
delicioso saber que estas ahí,
con esa mirada y sonrisa fugaz.
Agrio sabor de tu ausencia, sabe a limón con lejanía,
ausencia que desespera,
como la cobija roja sin el calor de una hamaca;
eres recuerdo inquietante,
como las fotos que se exponen en el museo de mi cabeza,
ven y desátame los nudos
que eres marinera y de nudos tu sabrás...
Apacigua estas aguas,
ya que de naufragios has sobrevivido
Pero átame con tu ancla
y lleguemos a la tierra de la imaginación, 
donde me compones ideas de amor y odio
acompañados de licor y libros,
mientras te desbarato los malos recuerdos
diluyendo tinta sobre tu piel,
besándote con la mirada,
ábreme tus mundos.

Si supieras lo bien que suena al lado mío
escuchar un "haces falta" sin sentir el extrañar,
pero sintiendo el calor de un 'te quiero' sintiendo un explotar.
Eres una bomba de colores
esquirlas por las paredes blancas, 
o bien podemos jugar a ser daltónicos.

Yo te veo sonreír y mi risa gatuna quiere tocarte esos ojos 
como bolas de lana.
Atraparte mariposa y mostrarte el lado amarillo de la vida.


miércoles, 13 de mayo de 2015

Muñeca



Eres una muñeca que huele bien e incita a abrazar eternamente,
una que sonríe y que hace a las nubes grises sonreír también;
De esas muñecas que no hace falta decir que todo estará bien
por que contigo siempre se está bien.

Eres un universo de ideas y abrazos,
pero también de turbulencias reales,
de pensamientos enredados y sentimientos casi encontrados;
una muñeca que vive en un pantano lúgubre y miedoso
donde pequeños demonios queman el cielo de tu alma.
Bebes mi mirada y te embriagas de recuerdos,
no fumas tabaco pero si inhalas el humo de mis suspiros,
eres una muñeca con ciertas aptitudes 
a pesar de tus ciertos vacíos,
Alguien que besa sin amor aunque tienes un corazón lleno de este.

Muñeca, te maquillas con las luces de la ciudad
y la noche te limpia con el alcohol.
Ya no distingues las lagrimas de dolor con los de gozo,
los rostros de la gente al caminar son tu laberinto.
Sigues ahí, queriendo salir del fango nadando en círculos;
no dejas que te ayuden. El orgullo no es tan bueno.

Sujeta los brazos que te extienden, péinate el cabello,
límpiate la tierra y sigue siendo de porcelana brillante...
Muñeca, deja de llorar...


Muñeca, tú estás rota.

domingo, 1 de marzo de 2015

Amanece


Hoy te veo mas rubia que ayer,
dorada como el sol más feliz,
con esos ojos sonrientes sobre mi,
con esa boca midiendo la temperatura.

Hoy te veo entrelanzando mis dedos sobre tu cintura,
tus manos sobre mi espalda,
oda a la alegría de verte,
oda al ritmo de latidos.

Humo de pentagrama y tus caderas son la música,
hoy te veo bajo el suin de mis palabras;
bajo la piel de mi piel,
bajo el mordisco de tu ser.

Tienes algo entre las manos ¿porqué no lo compartes?
hoy te veo con vino rojo,
vino rojo y caliente,
vino rojo sobre los meñiques ¿qué tanto aprietas?.

Dame un trago que te veo indiferente;
aunque el vino no es tan espeso
creo verte con la copa acuciosamente.

Hoy te veo menos rubia que ayer,
somnolienta como un amanecer frío,
con los ojos alejados de mi,
con la boca vociferando al sentimiento.

Te veo apretar la copa
y los cristales de carne y vino espeso vuelan sobre el cielo;
la lluvia fría y roja moja mi mirar
y hoy no te veo más rubia que ayer.

Hoy te veo oscura,
como la madrugada te veo oscura,
amaneces de noche y no te veo, rubia...

Hoy veo que ya no amanece sin mi corazón.

lunes, 19 de enero de 2015

Despertar


Caía la noche aunque pensaba que era de mañana
 y aunque el calor deshidrataba el pensamiento yo tenía frío en las palabras.

Aquellas nubes parecían hechas de cáñamo
 y la lluvía tenía cierto sabor espiritoso.

No sabía si era Jupiter o la luna
ni diferenciaba el Martes de un Sábado;
caminaba tanto que creía estar sentado
y te veía tanto que pensé que estaba escribiendo.

Suspiré tanto que quedé salmodiando
y la soledad vitoreaba con ímpetu.

Faltaban puntos sobre las íes o quizá
el cielo carecía de estrellas;
Era anómalo el comportamiento
de un alma sin aliento.

Lógica locura de un poema guerrero sobre el
absurdo razonamiento de quien lee sin sentir.

Se desvanecía el celaje, dejaba que la luz tocara mis mejillas;
 tu cuerpo celeste se perdía entre lo sideral y lo imaginativo.

 Ya sea la luna o Jupiter, Martes o Sábado,
 ya sea prosaico o corriente; sentía el sueño ligero,
como si la realidad fuera una botella estrellandose sobre mi cabeza y los cristales fueran pequeñas voces que me susurraban sobre el tímpano.
¿Quién siente? ¿Quién fuma?
¿Quién bebe? ¿Quién lee?

Finalmente desperté sobre un ensueño similar,
el tímpano retumbaba tras las mareas de las escrituras.

El azul nocturno se devoraba mis gritos
y mi respirar mientras las galaxias circundaban tus manos que intentaban tocarme.
Me di cuenta que nuevamente despertaba,
pero esta vez sobre una mañana color primavera.
Un sol tan amarillo como un lirio y un aire tan vivo como tu amor,
un azul cielo sobre vientos cánticos y grandes robles con ganas de ser apoyados por un poeta.


Me dí cuenta que hasta en sueños te extraño.