Hay
frío.
Hay
frío y los nervios como cristales se rompen.
La
piel congelada se rompe con mis caídas
y
mis gritos de auxilio son devorados por tu silencio.
Estoy
absorto en la lectura de tus ojos, Perdido entre incógnitas;
Buscando
respuestas que si hay, pero que se enredan en la maleza de tus desconfianzas.
Tengo
que reconocer…
Reconocer
eso que siento cuando no siento nada,
eso
que mortifica el alma y el corazón,
eso
que me pesa en el pecho, a falta de tus caricias.
Ese
beso incompleto, ese calor sin sentido,
ese
argumento sofismo que envenena mis oídos,
ese
frío entre mis dedos por la ausencia de tus manos,
esta
deprimente oscuridad por la carencia de ti.
Hay
frío…
Hay
frío y tus manos están frías.
Frías
como gotas de lluvia rodeando mí mirada, apuntando al cielo; pintando las galaxias.
Fríos
mis huesos por los abrazos de tus despedidas,
frías
mis sonrisas al mirar tu borroso retrato.
Este
frío amor, este frío…
Este
frío también lo llamo miedo.
Miedo
de perderte.