miércoles, 27 de agosto de 2014

Claridad


Claro como el agua
o agua como el claro
de la mañana,
Oscuramente soleada por los rostros monótonos de una fría soledad.
El viento acaricia sus cejas, dejando un gotereo de lágrimas que se congelan en el eje de sus labios.
Claro como una lágrima.
El calor de la sangre se atenúa con el déficit de aquel tacto delicado como el ala de una mariposa.

Cuatro o cinco calles hacia abajo camina, encuentra un parque con bancos donde suele sentarse para contarle - cantarle poesía al oído; se sienta a la espera, nada.

Claro como el vacío.
Tenues latidos y pestañeos apretados.
Se escuchan maullidos o quizás gritos desde el interior del hipotálamo. 
Calambres en el alma y tormentas en la panza, 
su soledad no se amansa.

Llámalo paranoia,
miedo,
esquizofrenia,
soledad a fin de cuentas.

Ha salido caro el consumo y la avaricia por querer mas, claro como el viento.
Rendido toma rumbo hacia el este u oeste, no hay dirección. 

Claro como la esperanza.
Siente algo en las puntas dactilares de los dedos,
un breve calor que se desglosa 
por el frío peyorativo que rodea su amargura.
Un roce entre sus manos, como quien coge una rosa y esparce sus pétalos a la orgía del aire.
La espiración en la nuca tan caliente como el humo de un café estuoso hace temblar los muslos y sentir un escalofrío desde la punta del coxis creando una piel de gallina, hasta la médula espinal sollozando por el deseo de querer mirar hacia atrás.

Claro como una respuesta.
Le detiene un apretón en el abdomen, como una serpiente desfilando sobre el cuerpo de un conejo ostentando su victoria.

Una segunda presión rodea el pecho, los pétalos mecidos por el aire se posan en el como si quisiese tomar el pulso directo del corazón.

"Se llama abrazo", dijo una fina y tibia voz. A continuación lo giró unos cuantos grados y el zigzagueo de dos brazos débiles como el papel reptaron sobre sus caderas y se encadenaron como si la considerara su presa.

Dos globos se insertaron sobre su tórax, posteriormente sus piernas se juntaron a las suyas.

Tan claro como una mirada.
Sus pupilas cafés se dilataron entonando un color mas achocolatado dejando petrificado sus ojos color miel. La punta de su nariz estaba fría como un hielo y tocaba la punta de los pómulos azules.
Los Labios conectaban de una manera simetrica y el vapor oscilaba sobre sus rostros, los parpados se cerraron para dar comienzo a una serie de recuerdos carnales y amorosos, un reencuentro lleno de deseo.

Tan claro como una palabra.
Sin saber ya estaban tendidos sobre una cama, las sabanas se incorporan a su piel y su cabello se vuelve soga para sujetarse. El contacto con sus lineas provocan un sinfín de emociones, ya no era una mañana oscuramente soleada por los rostros monótonos de una fría soledad; era una mañana libre de cualquier obstáculo o tabú, frío o neblina, viento o soledad. Entre el gozo de adherencia donde emanan las mas deseables emociones solo se podían decir una cosa...

No vas a estar solo(a)