miércoles, 30 de diciembre de 2015

Caminar


Yo quiero caminar.
No arreglarme, no planearlo, solo caminar;
cosa que se acabe la suela de cada zapato
y las nubes decidan posarse en mis pies, quiero comodidad.

Observar las distintas líneas que dibujan tus labios, sonreír al caminar.
Quiero recorrer los pasillos de la ciudad, descubrir qué hay detrás 
de cada puerta y enseñarte cada moraleja de todas las historias que coleccione. 
Quiero respirar tus palabras y expeler el humo blanco por mi boca,
tocar las cuerdas de luz que forma mi vista tranquila para así formarte una canción y puedas bailar por todos los andenes.
Quiero tomarme un trago, fumarme un cigarrillo, caminar sobre jardines 
donde abunden los zarcillos, la apoteósica caída de estrellas sobre mis huellas, 
mis sueños.

Un camino sin historial, donde mirar atrás recapitula y tropieza;  un sentimiento sin sentir, cuando cambia el término por momento, quiero irme sobre sobre las órbitas de júpiter y descubrir mi vida paralela.

Yo camino al ritmo de mi pestañeo, fotografiando cada escena que amena mi alma, cada mirada que el cielo me hace cuando heladamente agarra mis anhelos, cada cachetada de los sonidos retumbantes, cada caricia de tus piernas al cruzar los pasos...

Errante ante el destino, ambulante sobre el frío bulevar nocturno, advertido por tu aroma a piel suave y el punto céntrico que se forma en la curvatura de tu cadera la luna solo me hace una pregunta:



¿Crees que ella quiera caminar?